"Si son capaces de establecer una forma de vida genuinamente humana, por la que merezca la pena luchar, una vida igual de buena para ustedes que para todos los hombres; si pueden determinar un orden existencial que resulte honesto y sencillo; avanzando por horadados caminos de sabiduría, que traen la amabilidad, buscando sus senderos tranquilos y apartados, que traen la paz; entonces, habiendo santificado la riqueza como 'riqueza común', todo su arte, su literatura, sus desempeños diarios, sus afectos domésticos y sus deberes ciudadanos se unirán y crecerán en gloriosa armonía. Alcanzado este momento, sabrán de sobras cómo construir; construirán bien con piedra, pero aún mejor con carne; templos que no serán obra de manos, sino que estarán remachados con corazones; y ciertamente este tipo de mármol, nervado de carmesí, es eterno".
John Ruskin