"La autoridad no tiene nada que ver con el ruido, y no tiene sentido rugir y maldecir por la oficina cuando algo te disguste. Pues, si tiendes a hacerlo, a tus empleados terminará por importarles un bledo que estés contento con ellos o no. Se sobresaltarán cuando hables porque valorarán su pellejo, no tu buen juicio. Culpar a la gente de forma indiscriminada es tan malo como elogiarlos indiscriminadamente: acaba por producir cansancio".
George Horace Lorimer
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