"La salvación, para el americano, no puede proceder de la comunidad ni de la congregación, sino que es un acto de confrontación cara a cara [...]. Al Jesús americano no se le puede conocer en la iglesia ni mediante ella, sino sólo en uno mismo, y entonces se le conoce de verdad, con una inmediatez mucho mayor, evidentemente de lo que puede conseguir una experiencia sexual intensificada, mucho más de lo que puede ofrecer la violencia de la frontera".
Harold Bloom
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