"Los pieles rojas del antiguo Oeste consideraban a los locos y a los idiotas criaturas inspiradas por Dios, y, como tales, les reservaban un lugar de honor en sus tribus. Parece que los franceses hacen lo propio con sus escritores ilustres: les toman por guías, les consultan sobre todos los problemas y, cuando estos oráculos se equivocan -cosa que les sucede a menudo-, se les concede esa inmunidad de la que normalmente sólo gozan los niños pequeños y los pobres de espíritu".
Simon Leys
"La felicidad de los pececillos. Cartas desde las antípodas" (Acantilado, 2011)
[Or. "Le bonheur des petits poissons", 2008]
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