"En la noche del pasado viernes Su Majestad me encomendó que formase un nuevo Gobierno. Es deseo y voluntad evidente del Parlamento y de la Nación que este deseo se plasme atendiendo al mayor consenso posible y que incluya a todas las partes, tanto a las que apoyaron al Gobierno saliente como también a la oposición [...]. Manifiesto ante esta Cámara lo que ya he comunicado a los ministros del nuevo gabinete: no tengo nada que ofrecer, salvo sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor [...]. Si preguntan, ¿y cuál es nuestro programa político?, mi respuesta es: luchar, luchar por tierra, mar y aire, con toda la resolución y toda la fuerza que Dios sea capaz de darnos; proseguir la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de la maldad humana. Ésa es nuestra política. Si preguntan, ¿cuál es nuestro objetivo?, puedo responder con una palabra: la victoria, la victoria cueste lo que cueste, la victoria pese a todos los terrores, la victoria por largo y amargo que sea el camino hasta alcanzarla; porque sin la victoria no sobreviviremos. Cobremos conciencia de esto: no sobrevivirá ni el Imperio británico ni nada de aquello que el Imperio británico ha representado, no sobrevivirá el fragor que a través de los siglos impulsa a la humanidad a alcanzar nuevas metas. Pero asumo mi tarea con entusiasmo y esperanza. Siento que la defensa de nuestra causa no perecerá en medio de la indiferencia humana. En este momento me siento autorizado a reclamar la ayuda de todos, y me animo a decir, 'vayamos, unamos nuestras fuerzas para marchar hacia adelante'".
Winston Churchill
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