"Una era construye ciudades. Una hora las destruye".
Séneca
"La atracción crea, por un momento, la ilusión de la 'unión', pero, sin amor, tal unión deja a los desconocidos tan separados como antes".
"No siempre se distingue adecuadamente entre acto "voluntario" y acto "libre". Alguien puede querer algo malo con una gran fuerza de voluntad, pero a causa de una pasión irresistible o de una mala educación. En ese caso, su decisión es completamente voluntaria, no contradice la inclinación de su querer, pero no es libre, porque se ha vuelto casi imposible no optar por ese mal".
"El fortalecimiento de la voluntad y la repetición de determinadas acciones construyen la conducta moral, y sin la repetición consciente, libre y valorada de determinados comportamientos buenos no se termina de educar dicha conducta".
"Sería útil, a fin de promover la felicidad pública, que aquellas personas a quien la naturaleza ha dotado con el talento y la virtud, fuesen [...] preparadas para conservar el depósito sagrado de los derechos y libertades de sus conciudadanos [...], sin consideración a su riqueza, nacimiento, o cualquier otra circunstancia o condición accidental".
"Lo que es útil para una persona, un grupo o un pueblo, constituye la norma suprema de los asuntos políticos".
"La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta".
"Me he arrepentido de haber hablado, pero nunca de haber guardado silencio".
"Durante mucho tiempo, se pudo creer que España estaba atrasada respecto del resto de Europa y lo estaba, en efecto, mientras se definiera a Europa por el capitalismo, la industrialización y el liberalismo. Hoy se empieza a sentir inquietud por los peligros que presenta una civilización técnica entregada a la búsqueda exclusiva del beneficio y la producción".
"Los españoles se sintieron desgarrados a propósito del sentido que habían de dar a su historia. Fuese cual fuese su tendencia, todos sentían, hacia el final del siglo XIX, una sensación de inferioridad respecto de Europa [...]. Unos consideraban que el genio propio de España la inclinaba a cultivar la imaginación, la pasión y el individualismo; eran los que consideraban que España y los países latinos representaban una forma original de civilización; su aparente incapacidad para el progreso científico y técnico no significaba que se debiera considerarlos pueblo de segundo orden, indignos de figurar en el rango de naciones civilizadas. Otros intentaban comprender por qué se había separado España de Europa en determinado momento de su historia; acusaban a la Inquisición, a la intolerancia, a la Contrarreforma y al absolutismo de los Habsburgo; eran los liberales, los krausistas y sus herederos, los republicanos de 1931; iban a intentar recuperar el tiempo perdido cultivando la ciencia y la técnica, favoreciendo la secularización del pensamiento y el laicismo del Estado, adoptando un régimen político que hiciera de España una democracia como las que existían ya en el mundo".
"Algunos españoles, dolorosamente afectados por una decadencia -real o imaginaria o incluso enormemente exagerada- cuyas causas ignoraban y habían perdido la esperanza de poder superar, llegaban hasta el extremo de dudar de las capacidades de su nación. En lugar de asumir su historia, que, como la de todos los países, cuenta con episodios gloriosos y otros que preferiríamos olvidar, rechazaban una parte [...] e idealizaban otra, al trazar, por ejemplo, un panorama idílico de la dominación musulmana: Al-Andalus había sido, al parecer, una tierra de cultura, de libertad, de tolerancia...".
"Por Auschwitz, campo de exterminio destinado a hacer desaparecer enteramente la población judía, fue por lo que los nazis fueron acusados de 'genocidio', en el sentido literal y etimológico del término. Por abuso del lenguaje se emplea esa palabra a propósito de los horrores de la guerra, en todas las épocas y todos los países [...]. O bien se toma la palabra al pie de la letra y la infamante acusación carece de fundamento o bien, en virtud de una moda lingüística y de una inflación verbal, se escribe 'genocidio' para decir sólo 'matanzas', pero entonces habrá que encontrar otra palabra para designar la especificidad del programa hitleriano... sin lo cual éste queda reconocido a medias como inocente por trivialización".
"Cuando la ideología se apodera del juicio y la razón, los vencedores son el sectarismo y la ignorancia".
"El hombre echa raíces en todas partes, incluso en la guerra, incluso en la miseria, en la cárcel y en el hospital".
"Querían la paz, no por convicción, ni por arrepentimiento, sino por cansancio, por agotamiento físico, por deseo de reposar sin la terrible sacudida de la lucha. ¡Hacía tanto tiempo que no comían tranquilos, que se racionaban los víveres, que tableteaban las ametralladoras sembrando el sobresalto a lo largo del valle! Por fin, dejarían de aparecer sobre las cumbres los pájaros atroces que portaban las bombas. Ya se podría andar por las calles sin miedo, y sin consultar a cada paso los ruidos del aire, el vuelo vigiloso del enemigo, que lleva el incendio y la muerte entre sus garras".
"Nos harían falta en España dos o tres moralistas permanentes; así, un poco ácidos, un poco cínicos, un poco mundanos. Aquí el que no sale místico, quema conventos".
"Lo que hace iguales a los hombres es su dolor, no su talento".
"Es cierto que se precisa cierta inteligencia para alcanzar el poder, pero para ejercerlo a veces basta con ser un infeliz o un imbécil".
"La religión católica ha sido mucho más honorable con el canto seco y fúnebre del gregoriano, que cuando metieron las guitarras eléctricas en las iglesias".
"Hay una clase de locos que gritan sin cesar. Otra clase de locos que no hablan nada. Y otra clase de locos que hablan normalmente. O sea, como en todas partes".
"Los únicos hombres que valen algo la pena son aquellos que saben que siempre se va a peor. Pero se callan".
"Hay algo maravillosamente sosegado en estar encerrado en un tren de largo recorrido. Fue como tener ochenta años. Todas esas cosas con que parecen disfrutar los octogenarios -mirar distraídamente por la ventana, adormilarse en una butaca, aburrir mortalmente a todo temerario que se siente a su lado- adquirieron entonces un inmenso significado. ¡Aquello era vida!".
"¿Sabéis qué es lo más melancólico de cenar solo en tu hotel? Cuando vienen a retirar los demás servicios de la mesa como diciendo: 'Es evidente que no espera a nadie esta noche, o sea que nos llevamos todo esto, le dejamos mirando a una columna, y en seguida le traemos un gran cesto con sólo un panecillo. ¡Diviértase!'".
"Estados Unidos es un país gigantesco e infantil, naturalmente envidioso del viejo continente. Ese recién llegado a la Historia, orgulloso de su desarrollo material, anormal y casi monstruoso, tiene una fe ingenua en la omnipotencia de la industria [...]. ¡El tiempo y el dinero tienen allí un valor tan grande! La actividad material, exagerada hasta las proporciones de una manía nacional, deja muy poco lugar en las mentes para las cosas que no son de la Tierra!".
"En más de un aspecto, la posición de Estados Unidos en el siglo XX se asemeja a la de España en el siglo XVI. Blandiendo un poderío enorme en defensa de un ideal esencialmente conservador, se encuentran como blanco del odio y de los celos tanto de amigos como de enemigos".
"Si se da a elegir a los laboratorios farmacéuticos entre producir antibióticos que la gente tomará a diario durante dos semanas y antidepresivos que la gente tomará a diario siempre, no debe sorprendernos que opten por esto último".