"Borges es el escritor al que menos imagino en el acto de escribir. Él mismo aconsejaba no tomar el asunto demasiado en serio y practicarlo sólo en los ratos libres de la vida ('spare time'). A veces parece como si hubiera encontrado sus textos en el cajón de alguna mesa.
Un caso contrario es Proust, quien, durante los últimos años, daba por perdido todo el tiempo que no escribía. Nos dejó la imagen de un trabajador obsesionado con su obra hasta el punto de poner en peligro la salud. Borges, poseído también por la literatura, consiguió que pensemos que creó sus libros casi como quien juega. Se reía de su amiga Susana Bombal cuando, al empezar a escribir, ordenaba al servicio informar a las visitas de que la señora no recibía porque tenía trabajo. Le habría regocijado saber que el conde de Montesquiou, el aparatoso inspirador de Charlus, el personaje de Proust, Advertía a sus criados al recluirse en su cuarto: "Si me oís gemir, dejadme en paz. Ya sabéis que estoy escribiendo". Silvina Ocampo habló varias veces de las risas que se escuchaban tras las puertas de la habitación donde Borges y Bioy se encerraban para escribir".
Iñaki Uriarte
"Diarios III (2008 - 2010)" (Pepitas de Calabaza, 2015)
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