lunes, 9 de julio de 2018

Aquellos grandes seductores ...

"Aquellos grandes seductores que vendían su alma al diablo para conjurar la vejez tenían como único objetivo el logro de los favores mujeriles. Ahora se trata de pactar con la endemoniada industria del rejuvenecimiento para conseguir los favores mercantiles. El sexo ha dejado de ser el destino de la seducción. La estrategia conquistadora es la misma que en la época de Don Juan o del Fausto: es la finalidad seductiva lo que ha variado notablemente. La otra gran distinción hay que situarla del lado del contrato de compraventa. El seductor profesional enajenaba su alma para conseguir un cuerpo. El seductor contemporáneo, en sus diferentes versiones, vende su cuerpo a las multinacionales de las apariencias para salvar su alma negociante".
Juan Cueto
Cuando Madrid hizo pop: De la posmodernidad a la globalización (Trea, 2011)

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