"No tengo palabras para expresar el asombro que me produce seguir escuchando hablar de Reinos, incluso entre los hombres más sensatos, como si las naciones gobernadas fueran propiedades privadas, y pudieran ser compradas y vendidas, u obtenidas por otras vías, igual que si se tratara de ovejas, de cuya carne el monarca fuera a alimentarse, y cuya lana fuera a recolectar; como si el indignado epíteto que Aquiles dedicó a los reyes inferiores, 'comedores de personas', fuera el título más pertinete y duradero de todos ellos; ¡y la expansión de los dominios de un rey significaba lo mismo que el aumento de los territorios de un ciudadano común! Los monarcas que piensen así, por mucho poder que acaparen, no pueden ser los verdaderos monarcas de una nación, igual que los tábanos no pueden considerarse los monarcas de un caballo; le chupan la sangre, y pueden volverlo loco, más no lo guían".
John Ruskin
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