"Para convencerte de que los poseídos por la ira son unos insensatos, observa bien su actitud: son seguros síntomas de locura la expresión decidida y amenazadora, la frente arrugada, el rostro oscuro, el paso agitado, las manos inquietas, el color alterado, la respiración frecuente y ansiosa, así son los síntomas de la ira incipiente: los ojos arden y relampaguean, el rostro se cubre de rojo por el fluir de la sangre desde el fondo de los precordiales, los labios tiemblan, los dientes chirrían, se erizan los cabellos, la respiración se hace forzada y ruidosa...".
Séneca
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