"He crecido, como muchos de mis amigos, en una familia y una atmósfera de tradición tranquilamente democrática, que me enseñó la firmeza de juicio unida a la piedad por los vencidos y a la comprensión -que no significa justificación- de las causas históricas, de las responsabilidades generales y las pasiones que pueden inducir a los individuos y a las comunidades a errores, a decisiones desastrosas y a acciones culpables. Desde esta óptica, el fascismo derrotado y acabado era un doloroso capítulo de la historia de Italia, un fenómeno que había sido justo y obligado combatir. Había que comprenderlo en los motivos que lo habían generado y en los sentimientos que había provocado, recriminarlo en sus aspectos infames [...], y valorarlo con objetividad en algunos de sus resultados positivos y en los fermentos contradictorios, no innobles, que habían inducido, en especial al principio, e incluso a algunas almas generosas, con frecuencia convertidos luego en adversarios, a creer en él".
Claudio Magris
"La historia no ha terminado. Ética, política, laicidad" (Anagrama, 2008)
[Or. "La storia non è finita", 2006]
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