sábado, 24 de octubre de 2015

¡Ay, amigos míos, ...

"¡Ay, amigos míos, si no practicase la ironía, si no fuera mi faro y mi pan, no me consideraría un autor libre! Y, si la ironía es el último espacio libre, ello quiere decir que todo son barrotes y grilletes. La ironía (siempre que sea 'ilimitada': lo difícil es no ponerse límites, tener la suficiente como para esparcirla sobre todas las cosas, empezando por uno mismo) sirve para eludir todos los barrotes invisibles de esta colosal Rebiblia electrónica que es el Mundo que estamos ilustrando con nuestra presencia indispensable. Se vende a un precio muy alto la ironía total, pero rinde el doble y el triple... Con la ironía como sistema de vida (y de escritura, si es que se escribe) siempre se está a salvo; a cambio se nos entiende poco, poquísimo; pero es mucho más importante 'salvarse' que ser entendidos. La ironía es una especia de melancólica Estrella de la Redención... El que la tenga por escudo interno y externo podrá hacer lo que quiera, que nunca llegará a perderse. Tendrá las manos libres para todo, salvo para hacer el mal".
Guido Ceronetti
"La linterna del filósofo" (Acantilado, 2010)
[Or. "La lanterna del filosofo", 2005]

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