lunes, 26 de octubre de 2015

Con la palabra ...

"Con la palabra crítico, tan frecuente hoy en día en todas las conversaciones, se ha distinguido a veces tres especies muy diferentes de hombres mortales, conforme a lo que he leído en libros y folletos antiguos. En primer lugar, se aplicaba ese término a las personas que inventaron o redactaron normas para sí mismos o para todo el mundo, cuya observancia por un lector prudente permitan a éste pronunciarse sobre las obras de los sabios, formar su gusto hasta el verdadero deleite de lo sublime y lo admirable, y distinguir entre la belleza de un tema o de un estilo y lo fraudulento de sus imitaciones: en un examen de los libros pueden señalar sus errores y defectos, lo nauseabundo, lo exagerado, lo aburrido y lo impertinente, con la cautela de un hombre que por la mañana pasea por las calles de Edimburgo y que tiene el mayor de los cuidados en avistar y descubrir la basura que puede encontrarse en su camino; y no por la curiosidad de observar el color y el aspecto de la inmundicia, o de apreciar sus dimensiones y menos aún de chapotear en ella o de probarla, sino sólo con la intención de salir de allí lo más limpiamente que pueda. Esos hombres parecen haber entendido, aunque muy equivocadamente, la denominación de crítico en sentido literal, como es el que un aspecto principal de su oficio era el de elogiar y exculpar, y que un crítico que se apresta a leer sólo como una ocasión para censurar y reprobar es una criatura tan bárbara como un juez que resolviera ahorcar a todos los hombres que comparecieran ante él en un juicio.
Con la palabra crítico se ha designado también a todos aquellos que han rescatado de los gusanos, las tumbas y el polvo los manuscritos de la sabiduría antigua [...].
La tercera y más noble especie es la del crítico verdadero, cuyo origen es el más antiguo de todos [...]. La propia virtud heroica no ha quedado exenta de las injurias de las malas lenguas. Porque se ha objetado que aquellos héroes antiguos, famosos por haber combatido contra tantos gigantes, dragones y bandidos, fueron, como personas, un mayor perjuicio para la humanidad que cualquiera de los monstruos a los que sometieron; por tanto, para cumplir de un modo más completo con sus obligaciones, tras haber destruido a todas las otras alimañas, deberían, en conciencia, haberse aplicado la misma justicia sobre sí mismos".
Jonathan Swift
"Cuento de un tonel" (Taurus, 2015)
[Or. "A tale of a tub", 1704]

No hay comentarios:

Publicar un comentario